Madera
Calidez matérica
En todo lo que fue talado, calado, esculpido, modelado por la mano y la inteligencia del hombre en la madera, se percibe la fuerza de la existencia.
A diferencia de los materiales sintéticos que pueden degradarse con el tiempo, la madera estratifica el paso del tiempo: en la madera, los instantes no se gastan, sino que se convierten en historia, valor, belleza.
Una labor particular puesta a punto por Valcucine tras dos años de pruebas mantiene inalterado ese tacto tan natural de la superficie. Al rozar con los dedos la madera así tratada, enseguida se produce un contacto entre el cuerpo y la materia.
La superficie de madera posee una buena resistencia a las manchas, pero escasa resistencia al rayado y, por ser un material natural, en el tiempo es afectada por la exposición a la luz. Sin embargo se debe tener en cuenta que optar por la madera supone también saber admitir los pequeños desperfectos y ese aspecto usado que solo un material natural puede transmitir.
La madera tiene escasa resistencia al calor y, ante una humedad elevada, puede ser sujeta a pequeñas deformaciones. Por estas razones no se utiliza cerca de fregaderos y placas de cocción.
La madera Valcucine está protegida por un barniz al agua del que se han eliminado completamente los disolventes aromáticos cancerígenos.
Para contrarrestar el amarilleo natural que puede sufrir la madera con el paso de los años, Valcucine utiliza un barniz a base de pigmentos especiales, cuyo componente amarillo se decolora con la exposición a la luz; lo contrario de lo que ocurre con la madera que recubre. Este tratamiento equilibra el amarilleo, reduciendo de manera significativa la variación de color de la madera con el andar del tiempo.